viernes, 21 de agosto de 2009

Domingo (crónica de un encuentro con extraterrestres)

De compras por NYC

Si no tienes dinero no vayas nunca a NYC, si vas con el presupuesto justo no vayas a NYC, si no te gusta ir de compras quizá NYC no sea la ciudad que buscas. NYC es sinónimo de necesidad compulsiva de compra. Esas son las reglas.


Antes de partir con la maleta semivacía a tierra prometida, las palabras mágicas que hay que introducir en Google son "Outlet+New York". Lo que aquí es caro allí es barato, lo que aquí es barato allí está por las nubes. Lo de Zara es una vergüenza. Amancio Ortega se cree que las neuyorkinas de medio pelo son tontas. Y quizá lo sean...


Antes de caiga sobre mí el puño de hierro de la contemporaneidad, (no me llames moderno, llámame contemporáneo), el Soho (la zona que alberga los barrios de Tribeca y Nolita) me parece la zona más sobrevalorada de New York (el estadio de los Mets el más infravalorado). Quizá hace unos años, cuando comprar ropa en Internet era como dejarse olvidada la cartera en un barrio de gitanos, pues sí.


Pero toda esa ropa que es santo y seña del Soho neuyorkino a poco que seas un poco avispado e inquieto la encuentras igual en Europa. Mi primo, que es perro a sus 18 años, ya me advirtió que el estilo a la hora de ponerse unos pantalones por la mañana en New York está súper sobrevalorado. Razón no le faltaba. Muy pocas personas conocen la verdadera fórmula, pero creo que él la encontró hace tiempo. Solito... y sin ayuda.


A New York hay que ir a comprar ropa como los gitanos, a los grandes almacenes a pelearte por la talla M.


Uno de los outlets más famosos se llama Woodbury Common, una especie de urbanización con chalecitos muy monos a lo Rozas Village que está a las afueras. Hay que coger un autobús en la estación de Port Authority. 40$ y ¡¡que la tarjeta de crédito eche a temblar!!


Woodbury es la zona donde a los negros se les aclara la piel. Imponentes armarios refinados trabajando de cara al público en tiendas como Chloé, Ralph Lauren Home (más barato que Zara Home) o Jimmy Choo.

Woodbury es paso obligado por su posicionamiento en Internet y en guías convencionales, pero el verdadero secreto de NY es esa delicia llamada Century 21, un Galerías Preciados al uso donde vestidos de noches de 3000$ o camisas de seda de Marc Jacobs de 500$ se entremezclan con chándales de 15 dólares. ¿No os parece tierno? No sé por qué, pero estando en Century 21 me vino a la cabeza la película Pretty Woman. Allí echas ropa la cesta y reza para que te quede bien. Los probadores son una utopía en ese delicioso desastre de tres plantas.


El barrio de Greenwich Village me resultó más atractivo que el sobrevaloradísimo Soho (Tribeca y Nolita), al igual que las tiendas de la calle Conde Duque le dan sopa con ondas a las de la calle Fuencarral. Me pareció un barrio sucio. Si pienso en el Soho me viene a la cabeza cocaína y drogas de última generación, en el Village me vienen a la cabeza perros con pulgas meándose encima de mendigos enganchados a la jaco.

Las zapatillas jinchas en New York son las Sneakers y las Airwalk. Me resultó entretenido comprobar como las míticas Avia siguen vivas, aunque en vez de colear, no dejan de cojear.

Comprar Nike en EEUU es ahorrarse un buen pellizco, pero si te tienes que gastar 900 euros de pasaje para conseguir una rebaja de 4o€ por un par de zapatillas... mal negocio, ¿no? Allí se le hace menos caso a las Vans que en España. Las chicas en verano van con sandalias, como el resto del año, y los chicos dudan entre zapatilla de running y Nike de suela gorda.

Pero sin duda mi momento favorito es cuando Elo me adentró en el mundo K-mark, el Carrefour de los latinos y los negros en New York. Todos sus productos están colocados en prosa. En el K-mark te sientes a salvo de la tormenta, en el K-Mark todo el mundo se conoce. Pero quizá nadie reconozca que compra en K-Mark. Según me contó la madre de Elo, que es americana, comprar en K-Mark está prohibido para la clase media alta. Para mí es el mayor museo de historia contemporánea de los EEUU de América, muy por encima del feo Macy´s. Belén Esteban, la de la tocha toa comida, y yo somos felices en el K.

Entrar en Tiffany's me resultó como ir en pijama por la calle, incómodo. Me resultaba curioso cuando al mirar una determinada joya preguntaba el dependiente si me podía ayudar. Creo que a los dependientes del Tiffany´s les ocultan el precio, ya que si ellos supieran el precio real no serían capaces de preguntar si pueden ayudar en algo. En la tienda de Victoria´s Secret no te dejan hacer fotos, todos los sujetadores son de relleno y el único dependiente hombre es el homosexual con más pluma de todo Puerto Rico.


Ayer leí en la Elle un reportaje sobre una reportera que se había adentrado en la tienda de Abercrombie de la Quinta. Parece que los responsables del Abercrombie quieren que sus tiendas sean verdaderas discotecas de gente guapa, modelos con torsos desnudos, luz tenue, música a todo volumen, impolutas sonrisas... Lo pudímos comprobar en primera persona. La tienda nos pareció desagradable. No daban ganas de comprar cosas bonitas, sólo feas y a la carrera. Según el artículo, parece que esta iniciativa la vamos a importar en España. Me resulta incomodo comprar en tiendas donde el dependiente está pendiente de su comisión de venta o en tiendas oscuras y con música alta donde las prendas se encuentran en vitrinas como si fueran auténticas joyas de arte. El tocar la mercancía está mal visto.


En las tiendas de Levi´s los dependientes desconocen que es un pantalón pitillo. Se ríen si buscas un pantalón tan ajustado like a rockstar. Por mucho que les explicaras que Slash los llevaba igual, ellos no dejaban de tener un gesto extrañado.

En EEUU vale la pena comprar porque el dólar está hecho unos zorros. Lo único que no tenemos nosotros son camisetas decentes de béisbol, por lo demás, tranquilos, en España no estamos tan mal.

No cambies de canal, mañana, ma ma ma mashhhhh...

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